Por Thomas Geiger (dpa)
Muchos trabajadores corren una carrera de
resistencia. Dan todo el tiempo lo mejor de
sí trabajando siempre al límite de su propio
rendimiento. La pregunta que cabe hacerse
es: ¿debe ser esto así? ¿O también es posible,
cada tanto, bajar un cambio?
Desde el punto de vista legal, el trabajo del
empleado no tiene que ser objetivamente bueno,
pero el empleado sí debe, subjetivamente,
hacer lo mejor posible.
Sin embargo, si el empleador considera que el
despedirlo, aunque el mal desempeño suele
ser bastante difícil de medir y demostrar de
forma objetiva.
o una mala semana en la que se rinde menos.
Muchas veces, estos problemas se solucionan
con más apoyo en la labor.
Para el coach alemán y autor de libros sobre el
tema Jochen Mai, es importante que los jefes le
reconozcan el rendimiento a sus empleados en
el sueldo, de modo de que ser productivo tenga
recompensa.
“Para muchos jefes sigue siendo importante
ver al empleado ocupado y presente, ya
que consideran estas cosas indicadores de
productividad”, señala.
Es decir: si se termina el trabajo en menos
tiempo que el estipulado, es conveniente
hacerse el ocupado. De lo contrario, según
Mai, lo más probable es que le encomienden
a uno otra tarea, por lo que el rendimiento será
castigado más que reconocido.
Mai, fundador de la plataforma alemana
“Karrierebibel” (Biblia de la carrera) cree que
“Y quien termina un trabajo después de seis
en vez de después de ocho horas, se puede
dedicar al ocio y listo”, explica.
Si el empleado quiere ir compensando por su
de trabajo en el contrato, puede surgir un
problema, según advierte la abogada alemana
Nathalie Oberthür.
En su opinión, el empleado que trabaja menos
horas de las que estipula el contrato puede
ser despedido, por más que haya hecho horas
extra en otro momento para compensar los
días en que se fue antes.
las tareas más difíciles
El rendimiento también puede depender del
tipo de trabajo en vez del tiempo de trabajo.
“Uno se puede permitir también días más
tranquilos”, dice la psicóloga y coach alemana
que, simplemente, no es posible abordar tareas
más complejas.
En esos días, se puede invertir el esfuerzo en
hacer tareas más rutinarias o simples, como
archivar, limpiar datos, resolver pequeñas
tareas. “Todas esas cosas que deben hacerse
en algún momento son ideales para estas
fases”, asegura.
“Ya sea que se cumple con una tarea enorme
o muchas chicas, las dos cosas se traducen en
rendimiento”, explica.
Encontrar un nivel de
rendimiento en el equipo
Jochen Mai recomienda
que quien observa que sus
colegas son más rápidos
que él debería mantener
algunas conversaciones.
Se puede preguntar por
ejemplo en el equipo qué
hacen distinto los demás.
A veces se trata de un
problema de organización.
“Por ejemplo, cuando
no se domina bien el
Rendimiento
en el trabajo:
¿hay que dar
siempre el
100%?
equipamiento técnico con el que se trabaja”,
dice el experto. En su opinión, vale la pena
invertir en uno mismo. “Esto ayuda a hacer
mejor el trabajo y también aumenta el propio
valor en el mercado”, añade.
También se puede dar el caso a la inversa: el
propio rendimiento es mayor y se termina con el
trabajo antes que los colegas. En esos casos,
se puede optar por ayudar a los demás, pero
sin permitir ser usado. “Para algunas personas
es importante aprender a decir que no”, explica.
Hacer visible el esfuerzo
Qualen señala otro problema en relación con
el rendimiento y la presión y diferencia entre la
imagen propia y la ajena. “Quien hace algo que
implica una fuerte autosuperación se esfuerza
mucho”, explica Qualen. “Pero eso no va de la
mano de un buen resultado medible o de que
los demás vean y valoren el esfuerzo”, indicó.
Esto puede ser, por supuesto, una gran
desilusión. Por eso recomienda en estos casos
intentar asumir tareas que son más fáciles para
uno o tratar de encontrar la forma de rendir
más.
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