Está claro que a una persona esbelta y en buen
estado físico le costará menos subir una caja
tres pisos por escalera o mover un mueble, por
ejemplo, que a otra que está excedida en peso.
Sin embargo, no siempre es tan fácil encontrar
motivación para ponerse la ropa deportiva y salir
a entrenar. Por lo general, hay un “perezoso
interior” que encuentra rápidamente al menos 20
motivos para quedarse tirado en el sofá en vez
de salir a hacer deporte. La pregunta es: ¿cómo
doblegarlo?
Hacer que el entrenamiento
se vuelva costumbre
De acuerdo con el psicólogo deportivo Thomas
Ritthaler, cuando a las personas les cuesta
entrenar suele deberse a que nunca incorporaron
el entrenamiento a su día a día como una
costumbre.
En su opinión, generar este tipo de costumbres
es muy ventajoso ya que se las suele seguir sin
ponerlas en duda. “Por la noche nos lavamos los
dientes sin pensar mucho acerca de si tenemos
La buena noticia es, entonces, que una vez que
se logra incorporar el deporte a la rutina, es
menos probable que se encuentren las mil y una
excusas para no practicarlo. La mala noticia es
que para llegar a ese punto se requiere de un
largo aliento y una cuota alta de autodisciplina.
De acuerdo con Ritthaler, cuando se comienza a
practicar deportes se suelen ver más los costos
que encontrar un momento para ejercitar en el
medio de la ajetreada rutina diaria.
Añade que, lógicamente, la primera unidad de
pilates o la primera vuelta corriendo representan
un desafío. Aclara que a veces puede ser incluso
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frustrante cuando el estado físico no acompaña
y uno siente que se queda rezagado frente a los
demás.
Por eso, cree que es muy importante que el
ejercicio se practique con alegría. “La motivación
más fuerte aparece cuando uno encuentra un
deporte que le da ganas hacer”, dice Ritthaler.
“Cuando lo más importante es que uno se divierte
más que estar delgado”, completa.
“La semana que viene”
Pero, ¿cómo lograr acostumbrarse? “Al principio
Como próximo paso, es necesario crear un plan
concreto a partir de los objetivos establecidos.
“La semana que viene empiezo a correr” es
posible que el ejercicio se lleve a cabo.
de que haya mal tiempo, como salir a ejercitar
con un abrigo con capucha o correr en la cinta en
el gimnasio.
¿Cuanto más grande mejor? En el caso de
los deportes, esto no es necesariamente así.
objetivos pequeños”, aconseja Ritthaler. En
su opinión, un minuto de deporte es mejor que
ninguno.
día puede ser un objetivo válido, ya que de esta
forma, la típica excusa de “¡no tengo tiempo!”
comienza lentamente a desmontarse.
cargado es posible caminar al menos cuatro
manzanas o hacer algunos abdominales. Añade
habrá hecho una hora de deporte al terminar la
semana, lo cual no es poco.
Otra forma de encontrar motivación es quedar
ue según co con n n ot o ra r s s pe pers rs rson on onas as par ar ara a a en e tr t en enar ar a , ya y qul
Blanz esto vuelve más difícil no cumplir con el
de ayuda los relojes inteligentes de pulsera o las
logros. “Pero no hay que sentirse presionado por
ellos”, dice Ritthaler.
¿Y si, así y todo, uno sigue sin ganas de entrenar?
“En esos casos no hay que castigarse. El deporte
Blanz.
dentro de cada uno resurja con las mil y un
excusas para no hacer deporte.
Escuchar al cuerpo, no el
“perezoso interior”
Blanz explica que, otras veces, es el mismo cuerpo
no tiene ganas de seguir entrenando. “No hay que
En eso casos, dice que se puede salir a caminar
en vez de correr. O hacer algunos ejercicios
suaves en casa en vez de ir al gimnasio a la clase
de spinning.
Asegura que quien le presta más atención a su
cuerpo que a su “perezoso interior” cuenta con
dpa / Quelle: Deutsche Presse-Agentur GmbH / Copyright: dpa
Por Ricarda Dieckmann (dpa)
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