Por Ann-Kathrin Marr (dpa)
Alzarlos, darles el biberón, cambiarles el pañal.
Nada sirve y los padres están completamente
agotados. Eso también le pasó a la escritora y
periodista Andrea Zschocher, madre de tres niños
que lloraron bastante más de lo habitual. “Ni
bien estaban despiertos, solían llorar sin pausa”,
recuerda.
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Los bebés que lloran en exceso son un desafío
para sus padres. Si un niño llora tres horas por
día tres días a la semana y durante un período
de al menos tres semanas se habla de llanto
excesivo.
En los hechos, esta regla solo sirve como
orientación general. Porque más importante
que la cantidad de horas es la sensación de los
padres. También 70 minutos de llanto continuado
pueden afectar fuertemente a una familia.
Si el bebé llora mucho, los padres deberían aclarar
en primer lugar con el pediatra si existe alguna
causa física. En algunos casos, por ejemplo, una
intolerancia a la lactosa puede ser el detonate, o
una acidez estomacal.
“También bloqueos en la columna pueden ser una
causa”, explica Ruth Wollwerth de Chuquisengo,
que trabaja como psicoterapeuta en un centro de
atención pediátrico especializado en este tema en
Múnich, Alemania.
Pero los expertos creen que, en general, lo
que causa este llanto excesivo es un trastorno
regulatorio: los pequeños no pueden procesar
adecuadamente estímulos como sonidos, luces o
movimientos. Cuando están cansados, les cuesta
dormirse. Lloran y así solo se despiertan más. Se
genera un círculo vicioso.
Tras horas de gritos, los padres muchas
veces se sienten impotentes y furiosos. Eso es
completamente normal, dice la psicoterapeuta
Susanne Hommel, que en su consultorio de
Hamburgo trata especialmente este problema.
Pero cuando a uno lo supera todo, aumenta
también el riesgo de sacudir al bebé. “Y eso no
puede pasar bajo ningún concepto, porque para
los niños muy pequeños puede ser letal”, señala
Hommel. Ya por esta razón aconseja buscar
ayuda lo antes posible.
Hay muchos lugares donde los padres pueden
asesorarse gratuitamente. Los pediatras también
pueden hacer derivaciones a especialistas. Hay
médicos y psicólogos especializados en niños
con llanto excesivo. Los expertos tampoco
tienen una receta milagrosa para este problema,
pero pueden ayudar a los padres a entender
mejor a sus bebés.
“En los niños con un trastorno regulatorio,
muchas veces es difícil reconocer cuándo
están cansados y necesitan tranquilidad”, dice
Wollwerth de Chuquisengo. Ella enseña a los
padres estrategias para que puedan ayudar a los
niños a dormirse y mantener la calma durante las
fases de llanto. “Hacer respiraciones profundas,
por ejemplo, puede ayudar”, dice la psicóloga.
Para hallar nuevas estrategias para lidiar con esta
cotidianeidad tan estresante, Hommel trabaja con
diarios. Los padres apuntan cuándo y durante
cuánto tiempo llora el bebé. “Puede ser de mucha
ayuda ver que de día es más fácil tranquilizarlo y
que de noche se vuelve más complicado”, dice
Hommel.
Nadie debe pasar solo esos momentos más
difíciles. “Pedir ayuda puede ahorrarle un
sufrimiento a la familia”, dice Birgit Langer,. Ella
también acompaña a padres con bebés con llanto
excesivo y busca junto con ellos maneras de que
puedan tomarse un descanso.
Si familiares o amigos pueden hacer las compras
o buscar a los hermanos mayores del jardín, eso
ya da un cierto espacio que puede facilitar las
cosas. En muchos lugares hay voluntarios que
ayudan a padres estresados.
También para Andrea Zschocher, lo más
importante fue no estar sola en esa época. “Mi
marido y yo nos turnábamos”, dice. Mientras uno
se ocupaba del bebé, el otro tenía tiempo para
sí mismo o para los hermanos mayores. Algunas
amigas nos traían comida lista o nos mandaban
simplemente saber que no estaba sola”, dice
ahora cuando recuerda ese momento.
El destacar los momentos felices que se tienen
junto al bebé también puede ayudar a sobrellevar
esta etapa lo mejor posible.
Y, por suerte, este llanto excesivo se termina
algún día. En aproximadamente dos tercios de
los niños, este problema se resuelve después del
tercer mes de vida. Andrea Zschocher ya dejó
atrás esa etapa y decidió escribir un libro con
consejos para padres