Por Sabine Meuter (dpa)
Los padres como ejemplo de los
hábitos alimenticios de los niños
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¿Qué más es importante? Sólo se debería
comer en los horarios de comida -desayuno,
almuerzo, merienda, cena- y no entre
comidas.
Muchas veces estos pequeños snacks que
se van intercalando entre las ingestas son
los que más calorías tienen y pueden llevar
al sobrepeso.
Otro consejo para evitar el sobrepeso en
los menores: servirles porciones poco
abundantes. Si el niño no está satisfecho,
siempre se le puede servir un poco más.
muchas maneras y son un modelo a seguir,
especialmente para los más pequeños.
Esto vale también en cuestiones como la
alimentación.
Cada vez hay más indicios de que el
comportamiento alimentario de las personas
sobre todo en las edades más tempranas de
la niñez.
Los niños imitan a los padres
A los tres o cuatro meses, el niño empieza a
ver con los dos ojos y a tomar consciencia de
su entorno. Por eso, esta es la fase en la que
los niños comienzan a imitar a sus padres.
Si el niño observa que la madre y el padre
comen verduras y frutas, la probabilidad de
que más tarde haga lo mismo es muy alta.
Sin embargo, los niños también imitan las
costumbres alimenticias negativas.
Por otra parte, se cree que el comportamiento
alimentario de las personas se aprende aún
antes, en el vientre materno. Esto se debe a
que lo que come la madre llega al bebé en
forma de líquido amniótico.
Por eso, muchos especialistas creen que
tiene sentido que las mujeres embarazadas
acostumbren a sus hijos desde temprano a
los alimentos y aromas sanos.
Pero no todo depende de la madre. Padre
y madre deben comprometerse desde
temprano con la alimentación de su hijo, y
no recién cuando éste comienza a asistir al
jardín de infancia.
No usar la comida para
tranquilizar o consolar
Nunca se debería calmar a un niño que
llora con comida, ya que puede llevar a que
desarrolle el hábito de comer por frustración.
Una situación típica es esta: una mamá le
da a su hijo de un año que llora un trozo de
chocolate. De esta forma, logra a corto plazo
que se calme. ¿Pero qué se puede esperar a
largo plazo?
Con esta acción, la madre enseña a su hijo
a relacionar las situaciones de estrés con
lo dulce, por lo que, más adelante, el niño
probablemente copiará este esquema.
ya no puedan dar nada dulce a los niños.
Pero no deben usar los dulces como premio
o consuelo. El camino intermedio sería no
prohibir los dulces por completo, sino dar a
los niños cada tanto pequeñas cantidades
con las comidas.
Ofrecer distintos alimentos
Justamente en los primeros dos años es
importante que los padres amplíen el gusto
de sus hijos. Cuando los niños conocen
ciertos alimentos sanos desde pequeños, la
probabilidad de que más tarde les gusten y
quieran comerlos es alta.
Por eso mismo no hay que tener miedo a
servirles algunas verduras menos usuales
como achicorias o berenjenas. También es
importante que los padres no reemplacen las
verduras por frutas.
Cuando el niño rechaza una verdura o fruta,
muchas veces ayuda hacerla puré o mezclar
pequeñas cantidades con la comida. Aunque
al principio las rechacen, hay que seguir
ofreciéndoles verduras y frutas. En algún
momento, el niño supera la resistencia inicial
y le terminan gustando.
Evitar el sobrepeso desde
temprano
Algunas frutas, como las bananas y las
uvas, son muy dulces. Por eso, es mejor que
los padres den a los niños frutas con poca
azúcar, como manzanas, ciruelas o fresas.
dpa / Quelle: Deutsche Presse-Agentur GmbH / Copyright: dpa
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